la piel me aprisiona
los huesos me pesan
el corazón retumba
en los rincones de mi nombre
cierro los ojos
para penetrar la jaula
para escuchar los susurros del alma
y es ahí
en ausencia de dios
en el claustro de mi conciencia
cuando comprendo
el lenguaje de la vida
cierro los ojos
la piel
los huesos
y el corazón desplazados
y es ahí
sin pasos en falso
entre el negro y el blanco
cuando encuentro paz