le pertenezco
a la nada
solo en ella
escucho mi voz
solo allí
son libres mis palabras
le pertenezco
a la nada
solo en ella
escucho mi voz
solo allí
son libres mis palabras
inicia
ese momento intimo
en el que se agotan
las lágrimas
y la vida retoma su curso
Bueno…
sí, eres tú.
Pero pretendamos
que soy yo.
mujer
susurro el amor sobre tus pétalos
anhelando el obsequio
de tu fragancia
abrazo y recibo tus espinas
para compartir
el dolor que te habita
me inclino para besar tu tallo
y sentirme afortunado
de verte florecer
1 en el principio existía yo
2 y mi corazón estaba desordenado y vacío
y las tinieblas estaban sobre la faz de mi abismo
y tu espíritu se movía orbitando mi soledad
3 y dijiste hola ¿puedo sentarme?
y hubo luz
no existe el
«el felices por siempre”
existe la felicidad
que viene y va
que viene y va
si somos persistentes
si nos aferramos a sus instantes
y los mantenemos en el tiempo
entonces gobernaremos nuestras vidas
y el “felices por siempre”
sonará un poco más preciso
cuánto orgullo
cabe en mi estómago
me mantienes indigesto
en tu inconsciencia
y ya no hay frases
que te salven de la caída
tal vez
encuentre paz
después del ocaso
tal vez
la felicidad se oculta
tras la última
gota de agonía
existe el sol
que se levanta todas las mañanas
y me prepara el desayuno
y existe una cosa brillante
que sale por el este
y nos acompaña
úsame como prefieras
al fin y al cabo
ya perdí la cuenta
de cuantos nombres
has tenido bajo nuestras sábanas