LOS QUE NUNCA SE RINDEN

Levántate,

aún queda espacio

para otro golpe.

Levántate,

aún corre sangre por tus venas,

y esta batalla se lucha

hasta la última gota.

Lo sé;

el peso es grande

y la soledad te invade;

tus cavernas profundas

y la oscuridad socava;

el aire espeso

y los pulmones flaquean,

pero eres reflejo de tu voluntad,

y la tregua un credo que no profesas.

Levántate…

Lucha…

El destino es escrito

por los que nunca se rinden.


EL AMOR DE NUESTRAS VIDAS

Solemos pensar que el amor de nuestras vidas existe, que aguarda en algún lugar, y debemos hallarlo si queremos alcanzar la verdadera felicidad. La realidad es que no… no existe, o por lo menos no lo hace hasta tomar la forma que delimitan nuestras manos.

El amor de la vida es forjado, como lo indica su nombre, durante días y noches, entre caídas y heridas, en el resurgir tras los tropiezos, en el transcurrir de nuestras vidas.


 

DESPEDIDA

A ras del suelo te ubico,

así…

queda,

resignada,

casi imperceptible,

extinguiéndote al ritmo del suspiro.

Ya no eres de este mundo.

Sólo queda el eco de tu canción,

el murmullo de un mantra moribundo.

Sólo queda una palabra cautiva;

prisionera del alma.

Sólo quedo yo para recordar,

rindiéndote homenaje

en un trozo de papel.

A ras del suelo te ubico

y se cierra el pasado.

A ras del suelo te ubico

mientras se quiebra el presente.

A ras del suelo te ubico

y se reescribe mi futuro.

A ras del suelo…

Para decir adiós,

Soledad.


DONDE SE ENCUENTRA EL AMOR

A mí adorada Keyla

Encontramos el amor en lo cotidiano

En las rebanadas de placer para el desayuno

En las tazas de café para compartir el día

En el holocausto de las mañanas de escuela

y en la despedida matutina de nuestros labios

Encontramos el amor en los contratiempos

En las cuentas que dispersan nuestras vidas

En la  disputa de nuestros mundos encontrados

En la búsqueda de espacios para deseos furtivos

y las amorosas interrupciones de nuestros hijos

Encontramos el amor en el conflicto

En el choque de tus sueños con los míos

En el duelo de los planes que caen

En el desliz de las palabras que nunca

jamás debieron ser pronunciadas

Encontramos al amor de nuestras vidas

y despertamos susurrando nuestro mantra

un te amo que atraviesa espacio y tiempo

Una caricia que se nos sumerge en el alma

Un poema que no necesita más palabras.


 

EL SUICIDA

…el vacío en su alma era demasiado desgarrador para continuar intentándolo. Quitó el anillo de su dedo y lo ubicó junto a un trozo de papel que yacía intacto sobre la mesa de noche desde hacía más de una semana. Subió a la azotea, aún en pijamas, y se suspendió en el borde para contemplar sus dedos acariciando el vacío. Cerró los ojos, extendió los brazos, y la ausencia en su pecho le indicó que, por primera vez, tenía el control de su destino. Se dejó caer en las manos de Newton y la gravitación universal. La vida no pasó ante sus ojos, no hubo redención, no encontró la libertad ni el control efímero de hace unos​ instantes; solo el terror, solo la precipitación en alianza con el pánico para desdibujar su rostro. Sumido en la impotencia del arrepentimiento emitió un grito sordo para terminar despertando envuelto en las sábanas del dormitorio. Fue por un vaso con agua para despejar la mente, para diluir el miedo. Al entrar de nuevo en la habitación las reflexiones yacían​ en el olvido.

A la mañana siguiente el vacío en su alma era demasiado desgarrador para continuar intentándolo. Quitó el anillo de su dedo y lo colocó junto a un​  trozo de papel…