LOS SECRETOS DE TU ALMA

Ven…

y sedúceme

con cada una de las frases

que siempre quisiste escuchar,

con tus manías y peculiaridades,

con tus sueños y esperanzas.

Ven y sedúceme

Con tus pequeñas grandes inseguridades

y sus fundamentos de papel,

con las fantasías de tu almohada,

con los anhelos de tu blúmer.

Sedúceme con tu luz,

pero también con tus tinieblas,

con la historia de tus labios,

con las memorias de tus manos,

con las idas y venidas,

con el amor y sus caídas.

En fin,

sedúceme con cada uno

de los secretos de tu alma.


DESPEDIDA

A ras del suelo te ubico,

así…

queda,

resignada,

casi imperceptible,

extinguiéndote al ritmo del suspiro.

Ya no eres de este mundo.

Sólo queda el eco de tu canción,

el murmullo de un mantra moribundo.

Sólo queda una palabra cautiva;

prisionera del alma.

Sólo quedo yo para recordar,

rindiéndote homenaje

en un trozo de papel.

A ras del suelo te ubico

y se cierra el pasado.

A ras del suelo te ubico

mientras se quiebra el presente.

A ras del suelo te ubico

y se reescribe mi futuro.

A ras del suelo…

Para decir adiós,

Soledad.


EL CICLO

Que rebosen mis noches en tu boca.

Recorre mis recónditos anhelos.

 

Ámame rápido, lento, eterno.

No te vayas todavía;

acaba lo iniciado.

 

Mátame alma, vida, tiempo.

Tómalo todo…

Mi nombre en tu vientre,

mi lengua a tus pies.

 

Iníciame, víveme, aniquílame;

mi ciclo estará completo.


 

DONDE SE ENCUENTRA EL AMOR

A mí adorada Keyla

Encontramos el amor en lo cotidiano

En las rebanadas de placer para el desayuno

En las tazas de café para compartir el día

En el holocausto de las mañanas de escuela

y en la despedida matutina de nuestros labios

Encontramos el amor en los contratiempos

En las cuentas que dispersan nuestras vidas

En la  disputa de nuestros mundos encontrados

En la búsqueda de espacios para deseos furtivos

y las amorosas interrupciones de nuestros hijos

Encontramos el amor en el conflicto

En el choque de tus sueños con los míos

En el duelo de los planes que caen

En el desliz de las palabras que nunca

jamás debieron ser pronunciadas

Encontramos al amor de nuestras vidas

y despertamos susurrando nuestro mantra

un te amo que atraviesa espacio y tiempo

Una caricia que se nos sumerge en el alma

Un poema que no necesita más palabras.