María torneo los labios para recibir la concupiscencia, mostró los muslos para comerciar el placer, apretó los dientes para sobrellevar la necesidad. No recuerda en qué momento perdió la cuenta, en cuál instante adquirió la rutina y se convirtió en una asalariada más.
Muy bueno!.
Un fuerte abrazo
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Gracias, Stella. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo para ti.
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Excelente. Un gran relato corto; nada de adjetivos, limpio en todo sentido con un final contundente.
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Motivado con tu comentario. Muchas gracias, Roberto.
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Saludos; no entendí la pregunta. Explícame, plis.
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Muy evocador en imágenes. Sugiere una pieza corta, visual, breve
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Muchas gracias 😉
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